jueves, 6 de noviembre de 2014

Lo tradicional es moderno

La dolçaina, un instrumento musical valenciano,  ha estado en crisis y ahora se pone de moda entre la gente


La Federación Valenciana de Dolçainers y Tabaleters para el orden de aprendizaje de grado medio  de la dolçaina, anunció que este instrumento ya no es minoritario, sino que es tan accesible y atractivo como cualquier instrumento normalizado. Según un estudio realizado en 2002 por esta Federación, se ha dado un aumento del 70% en alumnado,  y se han creado nuevas escuelas.  También, el instrumento empieza a tener la consideración social de la que disfrutan los instrumentos normalizados, con unas características propias definidas.

Hablamos con Josep Alemany, profesor e intérprete de nuevas composiciones musicales para la dolçaina: “Para mí es como el comer, cada día necesito tocar, al igual que necesito comer”. Lo que más le llama la atención de este instrumento es su sonido y timbre potente y agudo, además de ser el instrumento más popular de su país, y que a diferencia de otros instrumentos que conoce, la dolçaina no había sufrido en toda su historia ninguna variación ni evolución en su construcción.

Bendición de Animales en
Pedreguer, el año 1997

Empieza a tocarla en el año 1993 con 18 años en las fiestas populares de su barrio (barrio del Cristo) y al poco tiempo tocaba en las fiestas de muchos pueblos de la comarca. En el año 1996 empieza a dar clases en las localidades de Ondara y Pedreguer puesto que la gente sentía curiosidad por aprender cada vez que le escuchaban a él tocar. Debido al gran número de alumnos, decide formar una banda o colla, para así hacerles disfrutar más del instrumento, poder tocar conjuntamente con otros dolçainers y hacerles mejorar como músicos.

Alemany ha fundado varias bandas como la Colla de Ondara, Traginers de Pedreguer, Escamot de la Gresca de Pedreguer, Clandestina de Pego, Roquerol de Dénia y actualmente dirige la Colla de Ondara, Xirimitab’s de Jávea y Traginers de Pedreguer.

La dolçaina estuvo en crisis por falta de intérpretes, y en muchos sitios sustituida por otros instrumentos como el clarinete. A finales de los años 70 principios de los 80, un colectivo de gente con ideas nacionalistas se preocupa de potenciar y recuperar este instrumento más representativo y su repertorio más característico. También enriquecen el repertorio con nuevas composiciones, en las que habría que destacar a Enric Girones, Xavier Ahuir, Raimon Galiana o Joan Blasco.
Los dolçainers son autodidactas y el instrumento lo construían cada uno a su manera, variando las medidas y por tanto su afinación hasta llegar a los años ochenta. En estos años, Joan Blasco, quien se le conoce como el padre de la dolçaina moderna, construye una dolçaina con una determinada afinación en G (sol)  y en este momento todas las dolçaines se construyeron con las mismas medidas y misma afinación, hecho que provoca que  dejara de ser un instrumento únicamente solista y poder tocar más de dos dolçainers juntos. Esto es toda una revolución para un instrumento solista y en ese momento aparecen las Colles de dolçaina.

Los hermanos Aliaga han sido los mejores constructores durante muchos años. Joan Blasco empieza a dar clases de dolçaina en el conservatorio municipal de música “José Iturbi” de Valencia. Esto hace que en pocos años aparezcan buenos intérpretes como Xavier Richart, Alejandro Blay o Josemi Sánchez,  puesto que nunca se habían impartido clases de dolçaina en un conservatorio. En pocos años pasan a ser profesores y crear escuelas y nuevos intérpretes. Todo esto provoca un boom en el mundo de la dolçaina en el que se formaron escuelas, colles de dolçaina, y se forman muchos y buenos intérpretes.  “Posiblemente este sea el mejor momento en la historia de la dolçaina, a nivel de intérpretes, nuevas composiciones, etc.” argumentó Alemany.

Natxo Bielsa, intérprete de nuevas composiciones musicales para la dolçaina y músico en una colla de dolçaines y tabals, empezó a tocar en el año 1996 con 11 años. Comenta que cuando empezó a ir a clases, eran muy pocos los alumnos y de varios pueblos distintos, aunque año tras año iba aumentando el alumnado. “Pasamos de ser unos cuantos a ser muchos y formar colles que hasta esa fecha apenas se podía ver alguna” afirmó.

Colla formada por alumnos de la Escuela de
  Dolçaina de Ondara sobre el 1999
Según Bielsa, la dolçaina está despertando mucha curiosidad en gente de otros países o continentes puesto que se está sacando de su contexto tradicional y se está llevando a otras corrientes como el jazz, el rock, ska, música de cámara, etc. Así mismo, afirma: “Lo bueno de la dolçaina es que es un instrumento alegre, y lo que trasmites con ella siempre es alegría”.

También argumenta que des de 1993 se ha ido añadiendo la dolçaina a nuevos grupos musicales de todo tipo de música. Esto también fue otra de las razones por la que la gente despierta el interés por el instrumento. Les llamaba la atención el instrumento que sonaba entre sus canciones favoritas y por eso tenían curiosidad de tocar.



Un ronquido para calentar
La dolçaina es un instrumento musical de viento, con una embocadura de caña de doble lengüeta y forma de tubo cónico, generalmente de madera, con ocho agujeros, siete en la parte superior y uno detrás. Estos agujeros se tapan con los dedos y dependiendo cual se tape o la forma de taparlo, se realizará una nota u otra. Su sonido es incisivo y fuerte, pero al mismo tiempo dulce. Es un instrumento cromático que dependiendo de comarcas, se le llama de nombres diferentes como “xirimita”.

Para poder empezar a tocar bien la dolçaina, se debe calentar previamente la caña de doble lengüeta. Para ello, se moja la caña moviéndola por la boca para tenerla humedecida con la saliva.  A medida que se va moviendo la caña, ésta irá cambiando de sonido hasta producir un ronquido muy fuerte parecido al sonido de una rana, lo cual significa que ya está lista para tocar canciones. Este ejercicio de roncar, se debe hacer siempre antes de tocar para que la melodía suene bien.




Colla de Ondara en el pasado 9 de octubre, día nacional del País Valencià:

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