jueves, 20 de abril de 2017

Un lugar donde respetar los animales

  • Basondo es un refugio de fauna autóctona que tiene como objetivo enseñar a las personas el respeto de los animales
  • Zipi y Zape, dos gatos simpáticos, son los guías que dan la bienvenida a todas las personas que visitan el parque y les acompañan en su ruta


El Refugio de Basondo es un centro de fauna autóctona sin ánimo de lucro situado en Urdaibai. El centro tiene como objetivo ayudar a los animales silvestres o salvajes a vivir en su hábitat libre, y además, enseñar a los humanos el respeto hacia ellos.



Uno de los veterinarios y naturalistas más importante de los años 80, Xabier Maiztegi, inició un proyecto de respeto a los animales cuando empezaron las corrientes de protección de fauna. El profesional empezó a recoger animales heridos del monte y los curaba en su propio caserío situado en Garai. Más tarde, vendió el proyecto a la Diputación Foral de Bizkaia, y abrió el Carpín de Carranza como centro de recuperación y refugio de fauna.


El centro de recuperación fue trasladado a Gorliz en 1999, y Maiztegi marchó a Marruecos para abrir otros centros, y estar en contacto con la fauna silvestre. A pesar de todo, murió a los 44 años, y su hermana abrió el centro de Basondo en Urdaibai, puesto que se trataba del entorno natural más importante de Euskadi. La directora actual del Refugio, Nerea Larrabe, asegura que no es un sitio de recuperación de animales, sino “un lugar donde viven los animales que están ya recuperados y no se pueden devolver a su naturaleza”.

Portada del Refugio de Basondo

La Fundación Xabier Maiztegi es la propietaria de los animales que hay en el centro. Según Larrabe, pensaron que era “importante mantenerla como seña de identidad del parque”. No obstante, el refugio está gestionado por una cooperativa de tres socios: la directora y sus dos socios y trabajadores, Diakary Bakhayokho y Sara Casado. Además, el centro suele recibir voluntarios cada año. “Ahora mismo tenemos siete personas de prácticas trabajando con nosotros hasta junio”, manifiesta la directora.

El refugio no recibe subvenciones y “no queremos recibir”, insiste Larrabe, “Vivimos de nuestro trabajo”. Aunque en los últimos dos años han recibido una ayuda para la mejora de las instalaciones del refugio, el centro vive de las visitas escolares y familiares. Por otro lado, la Asociación Landabere organiza salidas, talleres, charlas y evento dentro del parque sin ánimo de lucro. Y la ONG Mundo Vivo es otra de las asociaciones con las que colabora el centro.

Una de las diferencias claves entre el refugio de Basondo y un zoológico, es el uso de los animales. Larrabe remarca la diferencia haciendo hincapié en la naturaleza: “el zoo coge directamente los animales de la naturaleza y los mete en jaulas como exposición ante los humanos. Nuestro refugio coge los animales de centros de recuperación y les ofrece ayuda y un lugar similar a su hábitat”.
Según uno de los socios del refugio, Diakary Bakhayokho, “Cuando los animales entran aquí, no se ceden. Recogemos animales que no son de aquí y lo llamamos educación ambiental”. Los niños que visitan el parque hacen un trabajo de sensibilización respecto a los reptiles, ya que, según indica Badhayokho, “están muy mal vistos”.

A diferencia con otros refugios, Larrabe afirma que diferenciar los animales del refugio como razas vascas o no, es un “acepción humana”, ya que ellos no lo hacen. “Nos ocupamos más de la fauna ibérica”, indica la directora. En comparación con otros refugios, el más parecido a Basondo, según manifiesta Larrabe, es el Carpín de Carranza.

Bakhayokho sostiene que los animales del refugio "son parte de nuestra familia". El socio y trabajador reconoce que saber la historia del animal, “los humaniza". Por ello, los socios del refugio prefieren que las personas que los visitan, lo hagan "por respeto, por su belleza y porque es importante para la naturaleza que se mantenga el bosque vivo".



Llamadas al veterinario
El servicio veterinario se utiliza de manera puntual puesto que según Larrabe “es raro que los animales silvestres se pongan enfermos”. El veterinario que atiende los animales en el refugio, Pedro Larrinaga, asegura que no es necesaria una visita rutinaria puesto que si enferman es por causas muy graves, o peleas entre ellos. “Un animal deja de estar bien cuando deja de comer y empieza a perder kilos”. Además, reconoce que en una visita tampoco es capaz de asegurar el problema, puesto que lo importante “es estar conviviendo con ellos y apreciar la evolución del problema”.

Según Larrinaga, los animales nacidos en cautividad son animales “troquelados” ya que los humanos los han acostumbrado a su presencia. “Esto es un problema para este tipo de animales ya que no se podrán devolver a su naturaleza nunca”. El veterinario asegura que los humanos destrozan fácilmente la naturaleza de los animales salvajes por el hecho de domesticarles. “Si un animal se domestica y luego se devuelve a su hábitat, es fácil que no sobreviva y muera”, afirma Larrinaga.

Las especies de Basondo
Uno de los bisontes del refugio
En el recorrido se pueden encontrar una gran variedad de especies. Desde reptiles que habitan en sus terrarios, lechuzas, buitres, zorros, ciervos y muchos más. También se pueden contemplar animales heridos a causa de la mano del hombre, pero que se mantienen vivos gracias al trabajo del refugio.


El bisonte, que ya era dibujado por los hombres prehistóricos en Santimamiñe, forma parte de una especie que está totalmente recuperada, aunque con problemas genéticos.  Vixente y Charly son dos bisontes del centro provenientes de centros de cría en Alemania. En estos centros existen dos salidas: ceder las especies que habitan en ellos a refugios como el de Basondo o, en su caso, soltarlos en libertad. Según apunta la directora del refugio, a la especie del bisonte “le gusta vivir en manada. Son gregarios y tremendamente inteligentes”. Así mismo, también señala que son animales que “velan a los muertos durante 3 días. Son muy sentimentales”. Larrabe comenta que es imposible que el Bisonte Europeo entre en las instalaciones de Basondo, puesto que está “a punto de extinguirse”. 

Una de las llamas del refugio
Por otro lado, el refugio obtuvo un camello proveniente de un circo, y llamas provenientes de un centro de interpretación e investigación de Teruel. “Les hemos acogido para darles más salidas. No somos de poner nombres a los animales, pero es imposible, les coges cariño”, asegura la directora.

Lobo Ibérico de Basondo
Con el lobo Ibérico, el refugio realiza una labor de concienciación, ya que es un animal “peliagudo”, según Larrabe. Se trata de un animal perseguido por el hombre durante mucho tiempo y la mayor parte de las denuncias de pastores por pérdida de rebaño, suele ser a causa de perros abandonados, y no lobos. Dentro de la cadena trófica del bosque, “el lobo era el rey, pero hemos destrozado su hábitat y deberíamos tratarle con más respeto”, según la directora.


Lince ibérico de Basondo
El lince ibérico es una especie que no se puede recuperar puesto que desapareció en el siglo XIX, aunque la directora del refugio opina que “puede que se recupere”. En Europa existe el lince Boreal, en libertad y sin estar en peligro de extinción. Aunque Larrabe no desea tener ninguna muestra de esta especie porque “implicaría que no pueda estar en libertad”, asegura que sí está dispuesta a dar una segunda oportunidad “lo más digna posible”.

El último animal en llegar al refugio ha sido un jabato bebé que actualmente reside en casa de la directora por los cuidados intensivos y continuos que necesita. Larrabe afirma que en el refugio no acogen perros y gatos, aunque Zipi y Zape son dos gatos que “decidieron escoger este hogar para vivir, y ahora se dedican a recibir las visitas del refugio”. 

A pesar de todo, el objetivo del Refugio es claro y conciso. La directora reconoce que la separación de los animales es muy dura y que con su labor, consiguen “sensibilizar a los niños para no pedir mascotas”. Larrabe remarca que los animales silvestres no se pueden tener como mascotas: “los monos son animales asilvestrados y salvajes, y los hurones son prácticamente imposible domesticar”.

En definitiva, la visita está recomendada para todo el mundo, pero en especial a aquellas personas que aman los animales, y también para que los más pequeños tengan conciencia de la importancia del cuidado de los entornos naturales y sus especies.
Plano del Refugio de Basondo






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